Un poco de historia:
La creación del croissant se sitúa en la Viena del Siglo XVII, durante el asedio de las tropas del Imperio Otomano frente a las puertas de la muralla de la ciudad. Los panaderos, que trabajaban y trabajan de madrugada, dieron la voz de alarma cuando los Otomanos cavaban unos túneles por donde atacar la ciudad bajo las murallas durante la noche. Gracias a este aviso, la ciudad se pudo defender y salvar.
Como celebración, los panaderos crearon un bollo con forma de luna creciente (kipferl o hörnchen), la misma que lucía en la bandera otomana simbolizando la manera de ‘comerse a un turco’. Una dulce venganza.
Se dice que Maria Antonieta introdujo este pan en Francia, pero no sería hasta el siglo XIX cuando se creó su versión actual hojaldrada. De hecho, la primera vez que se utilizó la palabra croissant fue en 1863 en el diccionario francés Littré.
Ingredientes: Harina, mantequilla, azúcar, leche, sal, levadura
Alérgenos: Gluten, lácteos